Percepciones. Paseando en soledad

Estás paseando por un sitio concurrido, de repente notas como si a tu estómago lo apretaran en un puño, y te das cuenta que es porque te has fijado en cuántas parejas te cruzas. Y empiezas a controlar cuánta gente va sola porque te asaltan pensamientos tipo ¿seré la única persona que pasea sola? ¿qué pensarán de mí, me tendrán lástima?. Y el puño se aprieta más. Y si la idea te obsesiona, puedes llegar  incluso a decidir dejar el paseo y volver a  casa.

Pero, ¿qué más percepciones hay?

Pero no es la única percepción posible. Vamos a pensar en otras posibilidades que seguramente darán lugar a otras reacciones.

Una posibilidad muy posible… una parte importante de esas personas seguramente ni se ha fijado en ti, así que no habrá pensado nada.

Otro grupo, mucho más pequeño puede haberse fijado, y aquí también se darán diferencias…

Unas personas pueden haber pensado, “mira que bien, va a donde quiere, hace lo que quiere y en el momento que quiere…”

Otras, un grupo mucho más pequeño, podrían pensar “pobre, tiene que pasear solo o sola…”. 

Las personas del “mira que bien…” podríamos pensar que te envidian, envidian tu libertad.  Quizás lo que realmente tenían ganas  era estar en casa  viendo la tele, leyendo, durmiendo… Pero como como un mandato social no escrito es que  “si tienes pareja hay que pasear con ella”, no se les ocurre, o no se  atreven, a cuestionarlo.

Y el grupo de las del “pobre tiene que…”, es una variante del anterior, pero en este caso, es más bien ella misma la que no sabe cómo disfrutar de la libertad de ir donde quieras, pararte a mirar algo que te atrae, en definitiva disfrutar del entorno. No se atreve a salir sola, porque no sabe estar sola, para ella la soledad es un castigo así que hará lo  que haga falta para no estarlo. 

Así que…. si cuando te encuentras en esa situación eres capaz de pensar en alguna de estas otras posibilidades, o cualquier otra que se te ocurra, seguramente tu reacción no será la misma y no necesitarás volver a casa.